jueves, 25 de octubre de 2012

Un 3er tiempo por el club.

La unión y solidez que llega a mostrar un club de Rugby en cancha es directamente proporcional al tiempo y actividades que ese equipo logre compartir no sólo en entrenamientos o partidos.

He llegado a esa conclusión porque siendo sinceros ¿cuál de Uds no se aferra a su club después de compartir un buen tercer tiempo y más aún después de una victoria?

En mi experiencia y por el tiempo que llevó creo que esa integración tan propia del rugby es la que logra hacer que un equipo de rugby se distinga de un equipo de (inserte el deporte que quiera aquí) y crea tantos valores en las personas que no sólo se notan en cancha.

He visto pasar por mi club un par de cientos de personas de esas que dicen "vengo a probar" "a mí me gusta" "yo he visto y me parece muy bueno" y uno los ve constantes durante 2 semanas de entrenamiento o 1 mes en el mejor de los casos... Después de eso hasta el sol de hoy no los he vuelto a ver. De los 60 que ingresamos cuando decidí practicar rugby por 1ra vez en mi convocatoria hoy por hoy continuamos 3... Así es sólo 3, pero haciendo una reflexión sobre el por qué no están los demás (exceptuando casos especiales por trabajo o traslado de ciudad) creo que les faltó tomarse una cerveza después de salir molido de un partido, reír y recordar quien lo tackleo y posiblemente quien le rompió la nariz.


Porque no podemos reducir el Rugby a sólo eso; ir a correr en entrenamientos 3 días a la semana, en el equipo uno tiene hermanos, amigos y amigas con quienes se debe compartir más que un trozo de césped y la ovalada. En el Rugby compartir, reír y tomar una cerveza son casi tan importantes como correr, sudar y tacklear.

martes, 23 de octubre de 2012

Yo elegí el Rugby...

PORQUE si la práctica de todo deporte supone una sana actividad física, el rugby es particularmente exigente en ese sentido. Los aspectos propios de nuestro deporte como el contacto y la lucha directa con el adversario proporciona una capacidad a quien lo practica, de enfrentarse y sobreponerse a las dificultades, haciéndole autoafirmarse y sentirse más seguro de si mismo. 

PORQUE es un deporte abierto a todos los tipos físicos, gordos o delgados, altos o bajos. Redime a los gordos, enfrenta a grandes con pequeños, enseña a éstos a afrontar a los de mayor tamaño sin complejos y a éstos a respetar a los pequeños. El dicho que no hay enemigo pequeño, en el rugby se hace realidad. 

PORQUE supone la máxima expresión de la labor educativa en el deporte, que nos enseña a competir noblemente respetando unas normas. La agresividad del juego está sometida al máximo respeto de unas reglas, convirtiéndole en un juego realizado por caballeros. 

PORQUE cuando se practica el rugby se es consciente de que el propio juego maltrata nuestro cuerpo, por lo que sin menoscabo de la adecuada preparación física, el jugador de rugby permite a su cuerpo las mismas licencias y excesos de cualquier mortal (a veces incluso alguna más). Sin ir más lejos, el juego termina con unas buenas cervezas y las celebraciones en equipo no suelen ser aptas para hipocondríacos, ni maniáticos del óptimo mantenimiento. El jugador de rugby no trata su cuerpo como porcelana china o flor de invierno, si no más bien al contrario, sin que por ello deje de cuidarlo. 

PORQUE esta generosidad y entrega den el rugby se hace porque sí, por placer del juego y del riesgo. Sin dicho placer por el rugby no habría dinero para compensar los sacrificios que su práctica conlleva. No tendría sentido jugarlo por dinero. Yo me pregunto si existe algo tan esencialmente amateur. 

PORQUE refuerza el sentido de la importancia de la colaboración en grupo. En este deporte no hay sitio para las individualidades, los figuritas quedan en evidencia. El sentimiento de grupo y amistad entre los compañeros de un equipo de rugby, siempre suele ser superior que en los demás deportes. 

PORQUE las raíces del rugby están en su pasado, en su tradición, pero nunca debe quedar anclado. Debe ser continua evolución, adaptarse a las nuevas circunstancias, ser dinámico, creador y triunfará quien más rápido se adapte al proceso evolutivo que su naturaleza permite. 

PORQUE el equipo contrario siempre es objeto de respeto y de amistad, que tras la dolorosa disputa del partido se manifiesta en pasillo final y en el tercer tiempo.. 


PORQUE todos los que estamos en el rugby formamos una gran familia de ámbito global y mundial, que hace realidad el deseo del deporte como vehículo de unión por encima de ideas y fronteras. 

PORQUE por ello, pertenecer al rugby es pertenecer a una casta, a un clan, a una religión, participar de una filosofía y un concepto de la vida , lo que puede suponer para muchos encontrar su lugar, su deporte, su vida… 

PORQUE la comunión que hay entre sus miembros se da en el espacio y en el tiempo. Al ser la tradición y el respeto a las tradiciones uno de los valores fundamentales en el rugby, el pasado es el presente para un jugador de rugby. 

PORQUE quien vive el rugby como jugador, nunca deja el rugby, si no que permanece ligado a él dentro de su estructura. Quien pertenece al mundo del rugby tiene pasaporte seguro para ser bien aceptado en cualquier lugar y encontrar hermanos en la FÉ RUGBÍSTICA.. 

PORQUE ha sabido preservarse siempre de su propia idiosincrasia (y que lo siga haciendo), de influencias y presiones ajenas, muchas veces incapaces de comprenderlo por no estar incluidos en su verdad...

Fuente

miércoles, 10 de octubre de 2012

YO QUE JUGUÉ AL RUGBY

YO QUE JUGUÉ AL RUGBY

Yo que jugué al rugby cada tarde de sábado gris y plomizo, tardes de aceite verde, moretones, esfuerzo y sudor, aún huelo el verde del césped y mi mente se pierde en mil recuerdos. Sé que pronto mis piernas tal vez ya no quieran tantas salidas de tercera linea, a pesar que mi cabeza siga buscando la cadera del número uno.


Del rugby aprendí una valiosa liturgia, útil bagaje para el resto de la vida cotidiana: Aprendí que quince empujan mas que uno, pero si si uno no empuja, el resto lo nota. Aprendí a callar, a bajar la cabeza con respeto sin sentirme menos que nadie, a ser honesto, y vaciarme para quedarme lleno. A comprender que por el simple hecho de formar en círculo, abrazando a tus compañeros, repitiendo la palabra humildad, humildad una y otra vez, ya has vencido; independientemente de que te dejen en cero o no. Aprendí que los pasillos son importantes. Sobre todo cuando has ganado y debes premiar el esfuerzo del otro equipo.



Yo que jugué al rugby, aprendí a saber aceptar sin quejarme; a no resignarme; a trabajar para saber lo que cuesta ganar un metro en silencio, y lo fácil que es perder diez por no saber callar. A respetar las decisiones de una forma férrea; a aplaudir los errores de mis compañeros, que también son los míos; y sobre todo a levantarme cien veces. Este deporte de rufianes practicado por caballeros, me enseñó valiosas lecciones. Muchas ajenas e incomprendidas a ojos de los no iniciados. A un día después lleno de dolores y magulladuras, feliz y realizado por la entrega, el compromiso, y muchas otras cosas que mi madre nunca entendió. A saber el valor de una áspera camiseta a rayas; malla del valor y el deber. A un tercer tiempo donde todo lo que queda son anécdotas, abrazos, caballerosidad, camaradería, risas, y un hasta la próxima.


Si alguna vez jugaste al rugby, siempre serás miembro de una familia sin fronteras, con una lengua, un pensamiento y una visión común. ¿El sitio?, da igual el lugar del mundo, ya no habrá barreras. Aún cuando lo hayas dejado, las rayas te perseguirán, reconocerás alguna camiseta en algún desconocido, y si le preguntás, ¿jugaste al rugby?, al instante estarás compartiendo una cerveza. Y… es que tal vez dejes de ser muchas otras cosas, pero ya siempre serás jugador de rugby frente a la vida.

Autor: desconocido
Tomado de MMTT

jueves, 13 de septiembre de 2012

Lo que el Rugby me enseñó

"Cuando era chico no me interesaba el rugby. A pesar de la insistencia de mi padre, quien lo había practicado, yo decididamente prefería el popular y televisivo fútbol. La realidad evidenció que no era bueno para el deporte de la redonda y, en consecuencia, fui rechazado en el equipo de mi colegio. En esas circunstancias, casi no me quedó otra opción que –alrededor de los 8 años de edad- probar con el otro deporte que se practicaba en la escuela: el de la “guinda”.

Cerca de treinta años después, me alegra decir que la elección parece no haber sido tan mala ya que el rugby me ha enseñado mucho, y no sólo en el campo de lo deportivo.

El rugby me enseñó que se puede jugar siendo gordo. Que hay un lugar para cada uno y que debemos luchar hasta encontrarlo. También me enseñó que el gordo puede enamorarse del deporte, entrenar, ir al gimnasio, potenciarse, jugar y ganar. Y que puede transformar su supuesta debilidad en una incontenible fortaleza.

Me sorprendió cuando, por primera vez, un compañero tapó mi cabeza con su espalda para impedir que el botín del contrario la pisara. A partir de allí, aprendí y ejercí –como todos- esa práctica que refleja el espíritu de equipo, de amistad y, sobre todo, de lealtad, esencial al rugby.

También me hizo ver que en determinados momentos es necesario bajar la cabeza como un toro, concentrar toda la energía e ir para adelante buscando el in-goal contrario, aún sin saber exactamente las consecuencias de tal decisión.


Me mostró que el juego termina cuando suena el silbato, que se debe abrazar al rival tras la pitada final y disfrutar relajadamente un tercer tiempo de reconciliación con los jugadores del equipo contrario. Me enseñó a construir relaciones fructíferas más allá de las dificultades de corto plazo.

Me hizo saber que el árbitro es sagrado, y que, a pesar del eufórico entusiasmo del juego, las reglas deben ser cumplidas y que las decisiones del referee, independientemente de su pequeño tamaño, son inapelables e indiscutibles.

Me mostró que una espalda ardiendo bajo las duchas del club significa haber dejado todo en la cancha. Que se debe disfrutar de la sensación del deber cumplido, más allá del resultado. Que jugar y dejar todo en la cancha, ya es ganar.
Me enseñó a que la vida es “todo terreno” y que, a veces, nos lleva a jugar en verdes canchas con delicadas pasturas, y otras, en áridas superficies de tierra seca. Que la meta es la misma pero la estrategia, para jugar y triunfar, puede cambiar.

Me hizo comprender que no importa ganar ni perder sino jugar, jugar mucho y divertirse. Que jugando se aprende de los errores, se modifican las estrategias, se incrementa la autoestima e indefectiblemente se gana más de lo que se pierde, en este u otros campos de la vida.

Me demostró que es compatible el trabajo duro con la mayor diversión. Que, cuando uno se enamora de lo que hace, pocas barreras pueden frenarlo. Me alentó a celebrar los éxitos, pero también los fracasos cuando se deja todo en la cancha...

...Faltan pocos días para que comience la Copa Mundial de Rugby Francia 2007. En medio de este clima de alegría no puedo evitar pensar en cuánto valor este deporte ha agregado a mi vida y a la de mi familia. Me enseñó a crecer, a animarme a ir para adelante, a tomar riesgo y a sentirme respaldado confiando en mis compañeros, en mis amigos, pero -sobre todo- en mí mismo."

Martín Simonetta

Tomado de Opinión idónea

martes, 14 de agosto de 2012

Los "como" del rugby

Cómo vas a saber que es el amor si tu vieja nunca te cosió la camiseta a pesar de sufrir cada vez que entrás a la cancha. 
Cómo vas a saber lo que es el dolor si nunca te comiste un tackle y no te pudiste atar los cordones por un mes. 
Cómo vas a saber lo que es el placer si nunca ganaste un clásico en el barro. 
Cómo vas a saber lo que es llorar si jamás perdiste una final sobre la hora con un penal dudoso. 
Cómo vas a saber lo que es el cariño si nunca acariciaste la ovalada sin darte cuenta cuando escuchabas la charla técnica. 



Coyotes Rugby Club (derecha)

Cómo vas a saber lo que es la solidaridad si nunca te hiciste echar por un compañero golpeado en el piso. 
Cómo vas a saber lo que es la poesía si nunca tiraste un drop con la marca encima. 
Cómo vas a saber lo que es la humillación si te hicieron un sombrerito y no llegaste nunca. 
Cómo vas a saber lo que es tocar el cielo si jamás diste la vuelta y te tiraste a la pileta. 
Cómo vas a saber lo que es el pánico si nunca te sorprendieron mal parado en un contraataque. 
Cómo vas a saber lo que es morir un poco si jamás fuiste a buscar la pelota debajo de los palos. 
Cómo vas a saber lo que es la soledad si nunca quedaste como full back para frenar un ataque dispuesto a acabar con tus esperanzas. 
Cómo vas a saber lo que es el barro si nunca te tiraste a los pies de nadie para evitar un try. 
Cómo vas a saber lo que es el egoísmo si nunca hiciste una de más cuando a tu lado tenias a un wing sin marca. 
Cómo vas a saber lo que es el sacrificio si nunca entrenaste en invierno bajo la lluvia y después de laburar todo el día. 
Cómo vas a saber lo que es el arte si nunca improvisaste una jugada con tu medio. 
Cómo vas a saber lo que es el suburbio si nunca te paraste de wing. 
Cómo vas a saber lo que es el servicio incondicional si nunca fuiste foward. 
Cómo vas a saber lo que es la injusticia si nunca te echó un referí que estaba lejos. 
Cómo vas a saber lo que es el insomnio si jamás te caíste de la tabla de posiciones. 
Cómo vas a saber lo que es el perdón si nunca te emborrachaste con el que te mandó al hospital. 
Cómo vas a saber lo que es el valor si nunca diste vuelta un resultado imposible. 
Cómo vas a saber lo que es la amistad si nunca viviste un tercer tiempo.
Cómo vas a saber lo que es la VIDA si nunca jamás jugaste al RUGBY.


Tomado de un Club Argentino.